La Universalización de lo coloquial y el arte del birlibirloque" en "La rosa y el sudario" de Pedro Antonio Valdez

June 16, 2007 at 9:14 am 2 comments


De todos los autores dominicanos contemporáneos que escriben narrativa, Pedro Antonio Valdez es el que, a mi juicio, lleva la voz cantante, o como decían en aquella “mi escuelita, escuelita yo la quiero con amor”, es quien lleva y merece llevar, la bandera. Una bandera, es necesario aclarar, que ha pasado de mano en mano, desde Bosch hasta Maggiolo (Maggiolo da y dará todavía mucha agua de beber, pero aquí le mencionamos en términos generacionales) y que ahora, retomada de intermediarios sospechosos que por décadas le dejaron ajada y casi hecha trapo, en las manos de Pedro vuelve a ser portada con dignidad y aplomo.
Acabo de leer de su autoría, el libro “La rosa y el sudario”, publicado en la Editorial Isla Negra. Consta de más de una treintena de microcuentos o cuentos cortos que Pedro compara por su brevedad a “los haikus en la versificación”, para luego aclarar que aprecia este tipo de cuentos por su “tendencia a la infinitud” y el hecho de dejar en quienes lo leen ‘…la intransferible sensación de que acaban de metérselo frio”. Como veis, Pedro es genial en la sátira y el humor, médiums que el novelista usa y maneja con acierto, atemperándolos aquí o allá, sin llegar a la chabacanería ni al uso gratuito. Aprecio en el estilo de Pedro el saber interconectar lo clásico con lo costumbrista, sin derivar en coloquialismos vacuos e innecesarios que desentonen el discurso narrativo. Característica ésta de “univerzalisación de lo coloquial” que por otro lado, no encuentro en la novela de la diva Rita Indiana y su “Estrategia de Chochueca”, porque martilla y machaca a diestra y siniestra el discurso narrativo con el lenguaje de los “jevitos’ dominicanos hasta llevar el texto a la inanición y al sin-sentido. Me gusta de Pedro su lenguaje directo, ágil, dinámico. Me gusta su preferencia por la economía de las palabaras y porque con ello no cae en el error más común de escritores y poetas dominicanos: La ampulosidad, el embadurnamiento de textos con abjetivos multisonoros, palabritas domingueras y vocablos endiablados, (muy a lo León David), cuyo fenómeno el propio Pedro denomina atinadamente como “lenguaje inútil de postín intelectual”.
La rosa y el sudario se divide en 7 partes o Sagas y cada una de ellas se concatena a la otra, manteniendo una secuencia unitaria admirable. Lo novedoso de este set-up es que los minicuentos se leen como experiencias habladas o contadas por diferentes seres diabólicos vinculados al imperio del mal. Las historias adquieren ese aire de oralidad reminiscente a los relatos que se hacían en la antiguedad, (antes que se diera el uso sofisticado de la escritura y aparecieran los escribas) los cuenta-cuentos de aldeas y ciudades, quienes rodeados por un círculo de crédulos oyentes que les consideraban magos, chamanes o curadores, narraban historias y leyendas que embrujaban y estremecían a la mayoría. El acierto de Pedro estriba en el buen uso de elementos de esa tradición oral antigua, (a veces inventada, y otras veces basada en leyendas harto conocidas), no sólo como trasfondo, pero interconectando esas ideas a referentes modernos, haciendo algún twist aquí o allá, muy a lo dominicano con refranes y frase jocosas o de doble sentido , y en otras, mediante alusiones de un signicante standard en el imaginario popular latinoamericano. Como la solemnidad, es dejada a un lado, las historias surgen naturales y espontáneas hasta que desembocan, casi todas, en un climax sorpresivo y desequilibrante.
Si disponen de algún tiempito para leer, propónganse leer este libro. Os aseguro que no se arrepentirán, que mucho antes de cantar el gallo negarán tres veces, con este Pedro, el cuento ese de que la media isla dominicana no tiene todavía quien le escriba o le cuente historias de peso específico capaces de engrandecer “el arte del birlibirloque” y superar los estereotipos de Don Pedro Animal y Mister Juan Bobo, aquellos follones famosos de Juan Antonio Alix y el sadomasoquismo “archirrequetecontado” del viejo zorro Trujillo.

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A quien pueda interesar. La vía dolorosa.

2 Comments Add your own

  • 1. Francisco Ortiz  |  June 17, 2007 at 10:52 am

    Un autor muy interesante, por lo que cuentas, y en una modalidad narrativa muy a tener en cuenta. Tu comentario es de los buenos, de los que dan ganas de leer. Un abrazo.

  • 2. Gabriel Báñez  |  June 24, 2007 at 12:41 pm

    Humor y sátira, buena conjunción en este Valdez recomendado. Me encantó la frase recuperada con eso de engrandecer el arte del birlibirloque.

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