Archive for September 6, 2006
El Sueño de Andy Warhol
En el barbeque, los hot dogs dan vuelta y más vueltas, mientras dejan escurrir la grasa inservible sobre el carbón ardiente. Andy ya tiene preparado un Alka-Setser, por si las úlceras no aguantan.
Como es su costumbre, lo primero que hace es beberse una botella de Cocacola que le recuerda su hermanita menor, quien la bebía como si fuera whisky, y pretendía estar borracha tras algunos tragos . El Corn Bread está reseco y en nada se parece al de su abuela. Pero le gustan los barbeques, aunque le pongan de mal humor pues odia el olor a grasa, el humo, el sudor fétido que emerge de la piel de los convidados. Le gustan los barbeques porque le recuerdan su niñez en Pennsylvania: los amigos de aventuras secretas, los cuentos fantásticos, la aguja del fonógrafo rayando el vinil para que el big band surja “jazzeando” sus canciones favoritas. Al oírlas quedaba absorto en aquel sonido mágico, corría a esconderse detrás de los arboles y aprovechaba para fumarse un cigarrillo Malboro de esos que le robaba diestramente a su tío. Mientras sorbía el humo, imaginaba ver esa orquesta de big band en una fiesta donde él fuese la estrella y todos llegasen con algún recorte del New York Times en cuya primera página estaría impreso en letras mayúsculas, su famoso nombre.
Le ven dormir y nadie se atreve a despertarle. Todos le excusan.
Andy hace un esfuerzo para no reírse. ¡Como es de torpe e imbécil la gente! Pero finje dormir para disimular el feo paroxismo de sus pestañas, y evitar que alguien se goce viendo sus imperfecciones.
Decide mentalmente que su sueño se prolongaría hasta una hora después, tiempo suficiente para que se rompiera la reunión y cada uno de los comenzales se marchara a su casa.
-Cuando se marchen, terminaré el proyecto de Marilyn Monroe- Se dijo a sí mismo, mientras se acomodaba la bata de seda multicolora y cambiaba de posición en aquel cómodo picnic
-sofá.